lunes, 25 de abril de 2011

Se suponía que yo era la chica a la que le gustaba escribir. Sí, eso se suponía, y hablo en pasado porque ya no tengo ni ánimos ni fuerzas de llevar a cabo todos esos planes maravillosos que había hecho para mi futura vida de estudiante de medicina, con gente especial en ella y con muchas, muchísimas ganas de que en septiembre todo cambiase y se esfumara mi mala racha veraniega. Una mierda. Ahora, más bien me parezco a una niñita pequeña que echa de menos su vida de hace un año, con su gente que no aburría, en su isla y, sobre todo, con sus papás, porque al fin y al cabo sigo siendo una niñita que echa de menos los mimitos de su mami y las miradas casi asesinas de su papi. ¿Y qué consecuencia se puede sacar de ello? Pues que es duro aceptar el fin cuando quieres ser alguien. Sin embargo, yo creo que aún es más duro intentar pensar en que será de la vida futura, de la vida que tendremos mañana por la mañana cuando intentemos levantarnos de la cama para seguir con la rutina de nuestras vidas como si no pasara nada y poner buenas caras a todo y todos. Más duro aún es tratar descubrir cómo intentaremos tratar de amortiguar los golpes que la vida nos da cada vez que le viene en gana, eso sí... siempre cuando todo "parece" que va bien; y "parece" debería escribirse siempre entre comillas porque todos tenemos secretos y alegorías y todos callamos como putas ante ellos. Amiga vida, tú si que eres una auténtica puta. A mi no me gusta decir "cuando" o "cómo". El "qué", "quién" o "quiénes" dejo hace justo un año de tener sentido, ya no me interesa lo ajeno porque me terminó aburriendo... pero no la palabra en sí, sino más el daño abusivo, interesado, provocado, intencionado, repetitivo y cansino que causó. Dolió, pero ya no me hago preguntas desde hace tiempo porque no encontraría respuestas a ninguna de todas las que le cuestionase a mi cerebrito magullado. Con respecto al "cómo" no hay respuesta alguna, es cuestión de la dicha. Con respecto al "cuando" creo que es mejor no decir "cuando" porque siempre existe la posibilidad de que haya más, más tequila, más rencor, más placer, más amor... más de lo que sea... porque más es casi siempre mejor.

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