jueves, 31 de mayo de 2012

Hola, Pedro. Siempre que leas esto debes saber que en ese preciso instante me estaré acordando de la palabra "diva" y me estaré riendo. De hecho, ahora mismo me estoy riendo mucho. Eso sí, a escondidas; siempre a escondidas. Imagíname.

martes, 29 de mayo de 2012

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de sus caderas. Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además la he visto seria ser ella misma, y enserio que eso no se puede describir en un poema. Por eso, eso que me cuentas de que "mírala cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse"; todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción; todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor, es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre. Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte "venga, hazte un peta y me lo cuentas". No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy el primero que entiende que pierdas la cabeza por sus piernas, y el sentido por sus palabras, y los huevos por un mínimo roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte, son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que yo escribo los míos. Que yo también la veo. Que cuando ella cruza por debajo del cielo sólo el tonto mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, y en formato gemido, y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio en que le tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría. Y me sé lo de sus rodillas, y la forma que roza las cuerdas de una guitarra. Que yo también he memorizado su número de teléfono, pero también el número de sus escalones, y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías. Que no sólo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores. Y yo sí que no tengo cojones de decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la Luna. Y mira que hay tontos enamorados en este mundo. Que sé la cara que pone cuando deja de ser completamente ella, rendida a ese puto milagro que supone que exista. Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas, y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre, ya me lo sé. Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo; sobre la misma. Que razones tenemos todos, pero yo, muchas más que vosotros.

domingo, 27 de mayo de 2012

Así sí


No os podéis ni imaginar lo que me pone tachar cosas en mi lista de "50 cosas que hacer antes de morir". Las tres que menos esperaba tachar, o mejor dicho, las que esperaba años tardar en tachar, son las que he hecho por fin en menos de una semana. Esto es placer, señores.
Te echaba de menos, Andrea.
Tal día como hoy, 27 de mayo de 2012, he de decir que todo se ha acabado. Adiós y que te vaya bonito, que yo voy a echarte de menos pero siempre lo voy a negar.
Me aburriste hasta tal punto que ya me cansé.
Haz hecho que no me apetezca escribir más. 

jueves, 24 de mayo de 2012

Aprendí a cerrar la boca. Pero es que a mí me gusta más desaprender, y eso duele.

18



Me estoy acostumbrado a ganar todos los asaltos, y creo que eso no puede ser del todo bueno.

martes, 22 de mayo de 2012

Así, matando el tiempo e intentando ocupar la mente con algo productivo. Algo que a la misma vez que me quita ideas horribles de la cabeza por micro segundos, me enseña que mis vacaciones que el año pasado casi ni tuve, estarán a punto de llegar. Toda acción requiere un esfuerzo, y sin sacrificios no hay esfuerzos. Relacionar conceptos es algo que siempre se me ha dado bien, es más, muy bien diría yo. Y esto, como casi todo últimamente, es así, le pese a quien le pese.

domingo, 20 de mayo de 2012

Era un sábado familiar, de tienda en tienda, pasando el tiempo distrayendo la vista. Sin tacones altos, ni maquillaje, sin vaqueros apretados, sin coquetearle al mundo salvo por una fina línea negra en mi párpado superior y unas pestañas rizadas antes de salir presurosamente de casa. No descubrí fórmula alguna para el desconsuelo, no puse suplentes, ni se me ocurrió sacar el clavo con otro clavo. Dejé que mi tiempo de luto durase lo que tuvo que durar. Funcionó. Aparecieron con su boca preparada para mentir y mentir, me indujeron al engaño y yo me dejé engañar en la poca ingenuidad que me quedaba, entregándole al destino una cuota de duda cuando lo presentaban ante mí. Estuve un tiempo pensándolo hasta que luego supe que lo que aparecen son días entre el calendario que son difíciles de sobrellevar: son esos días en los que hay que improvisar y no se está permitido desahogarse. Te callas y aprender a sobrellevar que no hay nada más allá de lo que puedes imaginar. Sin embargo, a día de hoy sé que ésta es la realidad sin que esté salpicada de embriaguez, igual que también sé que yo tan solo soy una reincidente confesa que volvió a caer una vez más en el beneplácito de sus recuerdos. Sé que a veces me gusta no ser, pero también sé que no siempre sé lo que sé. Eso sí, nunca he sido tan erróneamente feliz como lo soy hoy.
Se lastima a sí mismo como si no tuviera otra afición a la que dedicar todo el tiempo que le sobra desde que pone un pie en el suelo cada mañana al levantarse de la cama en la que duerme (o eso dice él que hace en ella) Se castiga y sufre, y en ocasiones siente incluso hasta que le gusta soportar semejante dolor, pensando que está mitigado ya. Es capaz de palpar la suavidad de la piel de ella con tan solo cerrar los ojos. Siente como si la vida se le escapara de las manos; como si cada minuto que vive durase tres cuartos de sesenta segundos y cada instante que pasa es un instante perdido, que le machaca, que le atormenta, que le desola y le crea heridas autoinfligidas. A menudo suele pensar en la décimo tercera causa de muerte en personas de su edad.   Sin embargo, no convencido nunca de que sea lo correcto, quita de su mente esa rara idea y vuelve a su cama de la que se volverá a levantar al día siguiente, pensando en lo mismo, obcecado en un idea estúpida y benévola de la que nadie consigue entender el porqué. Y esta es la cuestión: ¿por qué?



Esta mañana me quejaba de que hacía tiempo que no escribía una buena entrada. He aquí una.
¡Ey caramelo! Que es que hace meses que no escribo una buena entrada y ya eso me está empezando a dar miedito. Y como casi todo, esto también es así.
Además quiero dejar por escrito que echo de menos mi flequillo y quiero que crezca ya.


jueves, 17 de mayo de 2012

Con esfuerzo y más esfuerzo, pero yo dentro de un mes tengo las dos cosas que me he propuesto como Andrea que me llamo. Y que conste que será entonces cuando podré hacer un par de "Zas en toda la boca".

domingo, 13 de mayo de 2012

Y ya desde muy pequeña sabía que con mi memoria iba a llegar lejos. Lo que nunca supe es que eso me traería más dificultades que bonanza. Y eso, es así.

sábado, 12 de mayo de 2012

locos


Hola pequeño. Tu nunca me fallas. Tu siempre que no puedo dormir y me desespera el no poder parar de pensar en las casualidades y los porqués, estás ahí. Me sacas muchas más frases sinceras que cualquier persona que conozco, y lo mejor es que nunca te cansarás de aguantar cada una de mis malas "no" decisiones y de las barbaridades que me quedan por hacer y que nunca nadie excepto tú sabrá. Como una señora, como tu dueña que soy, si señor. Tengo lo que tengo porque me gusta escuchar como retumba la frase "Si quieres peces, mójate el culo."  Es pura armonía. Y te tengo a ti.

PD: Esto no es una declaración de amor, sino plena adoración por el blog de los que viven más allí que aquí. Aunque os cueste admitirlo, las palabras no siempre se las tiene porqué llevar el viento; las mías, por lo menos, siempre se quedarán aquí.

domingo, 6 de mayo de 2012



Como siempre, no sé por dónde empezar a escribir. Cientos y cientos de entradas atrás y cuatro años más tarde, sigo como la primera vez. Las palabras no me salen solas desde allá por los Carnavales de 2010. Hubo un tiempo en el que el devenir se anclaba a mi persona, a lo que sentía y pensaba, y que jamás y nunca dije porque no me atreví. Simplemente escribía porque era lo único que sabía hacer bien. A día de hoy dudo hasta de eso, pero sigo confiando en que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y que éste es el mío. Van pasando los años, y gracias a mi enorme memoria sigo recordando todos y cada uno de los días que han pasado desde que salté. Es cierto que salté, y me caí, y me pegué la mayor hostia de mi vida, y quise poder levantarme, y no lo pude lograr; es más, aún hoy no me he levantado. Soy de esas personas que aprende rápido según qué cosas, que no hacen nada que no tenga que ver con lo que le gustaría que sucediera y que sabe que jamás ha pensado con claridad y con mente fría; soy de las que duermen y callan por no discutir abiertamente, de las que saben sin conocer, y de las que apenas sabe disimular. Soy de las que miente por no hacer daño, y de las que está dañada sin saber aún exactamente el porqué. Desde fuera parece que esto me gusta, pero no, no es así. Dormí durante un año entero y calle durante meses y meses en aquel sofá azul. Nadie supo nunca lo que pasé, y de haberlo ocultado me siento orgullosa. La verdad es que no consigo acostumbrarme a las suposiciones ajenas, pues quiero tener las mías propias. Aunque sigo sabiendo que tengo que esperar lo peor, necesito que ciertas peligrosidades salgan de mi vida. Necesito odiar más de lo que odié, necesito volver a concentrarme y necesito blindar mi vida. Necesito y debo ser otra, otra distinta a la que todo el mundo conoció. Quiero que la desgana ya no gane, y quiero desaparecer y que alguien consiga echarme de menos. Quiero pensar cada día de mi insulsa vida que todo será mejor mañana, y que no volverá a ser como ayer.

jueves, 3 de mayo de 2012

Asco

He vuelto, pero pronto me iré de nuevo al "convento". En ocasiones también lo llamo "ratonera", "cueva" y, muy pocas veces, biblioteca. 
Comienza de nuevo. Sin embargo y mientras tanto, otras cosas se acaban, otras cambian de forma, lugar y parecer, y otras ... en fin, otras por lo general ya casan. 
Con ansias y asco al mismo tiempo, y aunque a pocos le importe, creo que desaparezco definitivamente, no sólo por la clausura que me espera si quiero tener verano, sino también por el rechazo que me produce la falta de reciprocidad.