jueves, 26 de julio de 2012

A ver si me aclaro: dicen que hay que hacer caso a los principios de uno mismo. Si hago esto, no disfruto, pero es que luego existe una pequeña vocecita en mi interior que me dice que no haga caso a mis principios, que aproveche el momento. Yo hago lo que dice esta voz, y es entonces cuando se lía. Y luego, me pongo a pensar, y pensar da SIDA y cáncer, y como no quiero enfermar, dejo de pensar. Si dejo de pensar, vuelvo a mis andadas y se lía de nuevo. Y en el fondo, aunque quiero que se líe más y más, y quiero lo que esta voz me dice, vuelvo para atrás y retomo mis principios. De ellos tengo mil y uno, me sobran mil y contigo aplico uno que nunca cumplo. Y todo esto es un lío enorme, porque aunque debo hacer de esos mil y uno mi religión, o por lo menos del uno, la vocecita no para de chillarme al oído: goza. Así que no sé que hacer, si dejar las cosas tal y como están o perder la cabecita por un lío que cada vez me gusta más y del que difícilmente me vas a dejar escapar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario