jueves, 29 de abril de 2010

Ella tiene memoria de pez

Cada día lo echa más y más de menos, y lo peor de todo es que aún cuando lo ve lo sigue echando en falta. Es droga. Dice que se ha reconstruido pero aquí, la única que se ha reconstruido ha sido ella porque él ha vuelto a hacerla de nuevo. Desde abajo, él la ha vuelto a crear. Pieza a pieza, y con un chute de droga cuando lo ve y, aún así lo sigue echando en falta. Es una pesada que nunca había repetido tantas veces la palabra “gracias”. No quiere prometer nada eterno pero sí que quiere prometerle gratitud eterna. Ahora le apetece decirle todo lo que dijo que nunca le diría pero sí que escribiría. Quiere que cuando la vea, él le recuerde que todo lo que escribe y que ella no se atreve a decir, quizás por vergüenza, debe decírselo porque es un poquito más y más cada día y porque ella tiene la obligación de que si no quiere perder lo que la ha hecho estar así de feliz por primera vez en su vida, él debe recordárselo en cuanto la vea para que sea él mismo el que con sus propios oídos, escuche lo que ella quiere decirle en cuanto lo vea. Tiene memoria de pez. Le dura 3 segundos. Quizás también al verlo le pediría perdón. Esa palabra, al igual que “gracias”, también la repite mucho. Quizás sí que debe pedir perdón por quererlo, quizás por hacerle daño. Ella no sabe si le hace daño con lo que dice o con como es. Quizás ella deba darle las gracias porque sin hacer nada ha hecho lo quiera. Quizás eso sea lo que más le guste, que sin hacer nada, él ha hecho que todo haya sido progresivo. Quizás no pare de pensar en él porque, incluso mientras escribe lo que no se atreve nunca decir pero que le apetece hacer y decile, lo está haciendo. Ahora mismo ella lo está haciendo. Ella está pensando en él. Hoy ha pensado en él, más que el resto de su vida. Hoy ha sido un dái de mierda. Hoy Alicia lloró. Hoy ella no sabía, ni siquiera, que hacer. Mal entendidos que no hacen más que estropear lo bueno. Quizás quiera estar con él aunque sólo se algún día a solas. Quizás le gustarían muchas cosas con él. Quizás le gustaría perderse en él, besarlo, picarlo, estar horas y horas hablando, comérselo, abrazarlo y no dejar que nadie más haga todas estas cosas, porque quizás simplemente por ser él mismo o simplemente porque ella ya está loca, enamorada o ciega de remate y necesite llevar a alguien que la guie, él haya hecho que ella sea ahora una persona egoísta que no quiere compartirlo con nadie. Lo quiere para ella solita. Lo quiere a él, y por primera vez en su vida, ya no sólo se quiere a sí misma, sino que ahora también lo quiere a él, nada más que a él y solamente a él. Ahora sí que le gusta su vida y se siente plena cuando consigue vomitar las palabras sin necesidad de pensarlas, simplemente porque le salen solas, simplemente por él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario