Pues sería subjetivo salvo por el hecho de que la objetividad agravia y ofende, así que lo máximo que se puede hacer es contemplar la manera, en la que con facilidad, se puede quebrar y magullar. Debería atender a esa guisa con la que se mueve, y cambiar los puños facilones por el gusto a la atención mezclada con ron cubano y yerbabuena. Se debería achantar y encoger ese apego por el color morado para cambiarlo por un azul cartulina y una foto de cartón marrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario