domingo, 21 de agosto de 2011

5:00

¿Y el porqué? Pues aún no lo sé. Sé que le encanta el juego, que le divierte, que le apasiona, que vuelve loco a cualquiera. Ni pronombres, ni artículos, ni nada de nada, porque aunque esto sea un blog, sean las cinco de la madrugada y yo esté completamente sola en la cama de mis papás comiéndome literalmente lo que se llaman los moquitos, aún así aquí no se personaliza nada. Si hablásemos de personalizar cosas, palabras, gente, modelos de conducta, motivos de esperanza, pues no acabaríamos en toda la noche, pero lo cierto es que ya es día veintiuno de agosto de dos mil once y que mis ojitos no ven más allá de la mitad del triste teclado de este ordenador (cada vez con más falta de una limpieza). Eso es lo único cierto que he conseguido sacar de esta noche. Fin de la entrada porque tengo sueño y no me queda otra que abrazarme a la almohada de mi papá. 

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