Negamos lo innegable hasta saciar nuestra sed de conocimientos. Tratamos de ser cómplices el uno del otro sin intentar pensar ni si quiera lo triste que pudiera ser. Y tras pasarlo mal y saber que se puede crecer sin necesidad de levantarse de la cama, bien por el hecho de vaguear, bien por el hecho de tristeza y cansancio absoluto, sigo negando lo innegable. Ser una mujer de carácter no tiene cabida en mi persona, ser una mujer apática tampoco, y es que tachar de correcto lo que sigue siendo pueril e infantil no tiene razón de ser. Y es que a día de hoy sigo esperando en la esquina, sigo buscando sin buscar, sigo siendo yo. Precisamente, esto es lo triste de mí.
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