jueves, 4 de agosto de 2011

En general, no tengo por costumbre el concretar.

Sí, es cierto que hubo muchas cosas que ya me dejaron de importar. El otro día hablaba con "un chico ya no niño" con un fleco mucho mejor hecho que el mío, al que le decía que las cosas cambian, pero que no hay motivo alguno de querer (y conseguir poder el que pueda) de cambiar las cosas que resultaron excitantes. Eso sería masoquismo puro y duro. Después le comenté que otras en cambio cambian sin más y sin que se pueda hacer nada por remediarlo. Quizá esas son las que echas de menos y quizá el haberme "fugado" bien calladita fue lo mejor que me ha sentado desde hace mucho tiempo. Creo que fue el hecho de darme cuenta que no necesitaba nada ni nadie más que a mi Ipod con música que hasta entonces era desconocida para mí, amén de mi estúpido libro lleno de músculos, arterias, y huecitos leídos llamado "Anatomía de Gray", lo que me dio a entender que lo que busco ya no es lo que busqué hace tiempo y que de lo que soy, no es nada de lo que era. No sé sí me explico, pero a mi me basta porque yo sí que me entiendo, perdón, me comprendo. Tengo que decir que hoy en día odio ese libro y me encanta esa música. Las haditas, Walt Disney, los mimitos, el pastel de cumpleaños y todos los cuentitos de la princesa y el príncipe (incluida mi amiga Tania, la cual acabó muerta por haberse ahogado con sus pipas) que se los queden las niñas bonitas y con dos trenzas en su pelo, yo quiero mi vida llena de frío lagunero y seguir escuchando el principio de la de Kinky bwoy y Rapsusklei. Esta canción comienza diciendo algo así como que " Una vez oí que solo pueden partirte el corazón una vez y lo demás son todos rasguños" Yo eso lo aplico a todo y como ellos dicen verdades como puños creo que son chicos listos. Posiblemente fue debido a mi "huida" fuera de casa a que luego atiendo a que cuando a la mañana siguiente el sinsentido se vuelve realidad, material y tangible, etéreo y omnipresente, sobre bajo con y contra todos formando paredes invisibles de despertadores, de sueño, de insomnio, de dietas, de miedo a pensar, de humo, comida sana y telebasura, angustia, colesterol, benceno, de satanases en los videoclips y cristos en los altares, con la rutina, el vacío y la mierda existencial no es de extrañar que me pregunte esperando que sea por la última vez en mi vida que todo esto me dejó ya de importar, y que huyendo del aburrimiento y la soledad inspiradora del suicidio sólo cabe recordar a la musa prohibida, inspiradora de ambición y de duchas frías. Y como yo sigo aquí y he vuelto, pues que quién quiera que lo sepa, y quién no que se tape los ojos, oídos y boca. La vida.

Pues porque yo también echaba de menos pasarme madrugadas en este blog de color "rosado" pensando sobre qué poder escribir que solo, y tan solo yo, pudiera entender. Perdón, comprender.

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