viernes, 12 de agosto de 2011

Vivir.

Vivir alerta, vivir en tensión, vivir al limite, esa es la condición. Esa es la condición que me puso y la que no acepté. Yo quería vivir tranquilamente, quería tomar café día sí y día también mientras comía la tarta de chocolate que nunca supe hacer. Una noche, de camino a casa en esos veinte minutos que separaban aquel lugar al que yo llamaba hogar de la calle donde había bullicio cada miércoles por la noche, pensé en qué hubiera sucedido si hubiera aceptado esa condición que hasta ese momento me parecía la mayor locura jamás pronunciada. Fue entonces cuando los veinte minutos se convirtieron en dos o tal vez tres, y a partir de ahí, mi vida corrió tan a prisa que nunca supe si fue porque en cierto modo mi subconsciente aceptó vivir alerta y en tensión, o si por haber pensado en qué hubiera pasado, dejé que todo aquello que imaginé durante largas noches de estudio invadiese mi mente en cada segundo que pasó durante mi vuelta a casa aquella noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario